las consecuencias de esa negación en sus demás creencias y en su conducta, y estamos conscientes de que quienes confesamos esta doctrina a menudo la negamos en la vida cuando no llevamos nuestros pensamientos y actos, nuestras tradiciones y hábitos, a una verdadera sujeción a la Palabra divina. Son bienvenidas las reacciones a esta declaración de parte de cualquiera que vea motivos para enmendar sus afirmaciones acerca de la Escritura siempre a la luz de la propia Escritura, bajo cuya infalible autoridad
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